Historias
de Fantasmas de Pimentel
Cuatro
historias son las que he encontrado con la acreditación de Pimentel en los
números de Gespenster Geschichten. Cuatro historias de esta estupendo dibujante
que he traducido. Es posible que pudiera surgir alguna más de aquellas
historias que no traen acreditación, pero será tarea muy ardua el
descubrimiento: la homogeneidad entre los trabajos de los autores de estas
historias de terror es bastante notoria, y eso hace muy difícil distinguirlas.
Menos mal que la mayor parte de las historias trae su acreditación del
dibujante, menos del guionista, aunque también en algunos casos, bastantes, la
acreditación es errónea.
Pues
estas son las historias de Pimentel en Gespenster Geschichten..
Nº 624 Das Geheimnis der Hexe (6 pag) El Secreto de la Bruja
nº 627 Das Geheimnis der Monsterpflanze (5 pag) El
Misterio de la
Planta Monstruosa
nº 628 Die Rache des Geisterreiters (7 pag) La
venganza del Jinete Fantasma
nº 632 Strandgut der Hölle (5 pag) Playa peinada en el Infierno
Una historia sin acreditación de autor en el nº 630 también
creo que es suya, y la he traducido igualmente…
Nº 630 - En la
rueda mortal
Muestra de la traducción...
Es la primera historia que traduje y escribí
No
sabía a quién podía corresponder el alias o firma de Pimentel en principio,
pues poco más que este nombre, que sonaba
a alias o seudónimo se sabía, pero al cabo he descubierto todo, o casi todo lo
pertinente, sobre este autor. Se trataba de Nicasio Pimentel Valsera.
Me
alegra que se trate de un dibujante natural de Talarrubias (Badajoz), pues
tengo una deuda de gratitud con dicha ciudad y su “universidad”, tanto por los
premios literarios que desde dicha Universidad me han otorgado como por no ser
obligado a personarme en persona (valga la redundancia algo redundante), y
acceder a enviarme diplomas y cuantía monetaria por correo. No siempre los
organizadores acceden a esto, y que por enfermedad no te sea conveniente un
largo traslado, les trae sin cuidado, y más si tal circunstancia ya figuraba en
las bases. Mi opción siempre fue la misma en tales casos: renunciar al premio.
Recuerdo que en las bases de este premio de Talarrubias figuraba, o sea figura,
ya que se hace anualmente, esta obligatoriedad de asistencia, pero accedieron
al envío sin poner en duda mi palabra sobre mi estado de salud; no había
problema en remitirles un certificado médico que acreditase la enfermedad, pero
no fue preciso. Así que, agradecido por los premios y por su amabilidad.
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